El mundo de los objetos conectados no es nuevo. El M2M (machine to machine), la posibilidad de que una máquina se conecte con otra e intercambien datos, existe desde hace muchos años, al igual que existen multitud de aplicaciones reales relacionadas, al margen de focos mediáticos y conceptos generalistas.
El ascenso del IoT, o Internet de las cosas, hasta el olimpo de las tendencias tecnológicas, ha sido impulsado por otras tecnologías que han aparecido por el camino, o que ya existían y han sido mejoradas. Más y mejores tecnologías para la conectividad de corto y largo alcance, microprocesadores más potentes y pequeños, o el propio cloud computing, entre otros componentes, facilitan llevar el dato del mundo físico al digital, donde software y aplicaciones se encargan de dar dimensión al mundo holístico de las posibilidades.
Ahora, apliquemos estas posibilidades a la realidad de la industria. Pensemos en un escenario en el que ponemos a disposición del software de gestión, y otras aplicaciones industriales, los datos de los objetos que forman parte del proceso productivo, o aquellos relacionados con los propios componentes o productos que se fabrican. Pensemos, también, en cómo este modelo operativo y sistemático no solo se aplica en una fábrica, sino en un conjunto de ellas o en una cadena global y completa de suministro. Esto es el Internet de las cosas industriales, o IIoT, y los beneficios, por su aplicación en términos de optimización de procesos y mejora de la eficiencia operativa o aparición de nuevos modelos de negocio, pueden ser enormes.


Sin embargo, en la realidad, no es tan sencillo. Problemas como la identificación unívoca de los objetos, la integridad del dato, su seguridad o privacidad, la latencia de las comunicaciones, o la falta de operabilidad y escalabilidad, entre otros, hacen que no sea tan sencillo. Aquí es donde aparecen las tecnologías de registro distribuido, o blockchain.
Funcionalidades propias de blockchain, como su capacidad de descentralización o la fiabilidad y seguridad que es capaz de ofrecer sobre el dato, parecen haber sido diseñadas para dar respuesta a parte de los problemas del mundo IoT e IIoT, aunque en realidad no haya sido así. ¿Serendipia?
En la actualidad, los ecosistemas mundiales de IIoT y blockchain impulsan proyectos e iniciativas que evolucionan constantemente ambas tecnologías, con en el reto de solucionar los problemas e inconvenientes propios de cada una. Como consecuencia de esto, irrefutablemente, ambas tecnologías tienden a converger.
Blockchain logrará penetrar con fuerza en el ámbito industrial, más allá de aplicaciones de alto nivel, si es capaz de integrar oráculos (datos confiables del mundo físico) que permitan resolver smart contracts y por tanto automatizar operaciones. En el mismo sentido, IIoT necesitará las capacidades que aportan las redes blockchain, en una industria hiper conectada, para lograr unos beneficios e impacto real, pero que ahora mismo es, en gran medida, potencial.